Mis pequeños polluelos...
Mi experiencia avanza sin prisa y con mucha pausa. Empecemos hablando de la gente, que es lo que nos va y lo que nos gusta:
1. La gente es enorme, parece que se va a verter y salir del pellejo en el momento más insospechado. Sin acritud, eh. El asunto se entiende, porque todavía estoy esperando encontrar una carta de restaurante en la que ponga algo, ALGO, de pescado. Las ensaladas vienen bien bañaditas en salsas fantabulosas, pero claro, el rollo ensalada se pierde absolutamente. Y la fruta, preciosa, apetitosa al máximo, pero le das un bocado y parece que te estás comiendo el decorado de Arguiñano.Dicho lo cual, dado que desayunan bastante contundentemente, a las 12 picotean el sandwichito, el trocito de pizza... a las 5 ya están metiendose la cena del siglo. Y como dice mi padre, hasta mañana si Dios quiere, así que a las 12 tu estómago baila la macarena que es un gusto. Raruno, raruno. Para las que, como yo, estamos en plena lucha con la báscula, nos pasa casi como cuando le dije a mi diestista que me iba a EEUU, que me faltó darle una bolsa de papel para que respirara porque empezó a hiperventilar. En mi defensa, me estoy comportando todo lo que puedo.
2. La gente no existe. Esto es como una peli del oeste donde todo estaba desierto. Pues igual, pero con edificios. No hay gente por la calle, de hecho, por no haber ni hay ni casi aceras. La peña va de su casoplón -con su canasta de baloncesto, bandera americana, y porche para envejecer con dignidad- a su cochazo y vuelta a empezar. Como mucho, te los encuentras en las tiendas. Hasta la misma organización de la ciudad -tanto Tulsa como Oklahoma City- no tiene lugares de encuentro, rollo plaza o parquecito. Si tienes parques, tienes como 8 Retiros juntos, pero no algún lugar de encuentro. Esto de irte a comer pipas a la plaza, como que no. No es mainstream.Todo es tienda -y tampoco tanto, eh, que está todo en los centros comerciales-, edificio rollo oficinas y barrios residenciales. Olvídense que estoy en Nueva York o ciudadaca. América profunda, en serio.Eso sí, ya hemos conocido un par de sitios muy muy guays -anoche estuvimos en uno rollo Lolinas de Madrid, si no lo conoceis, no os lo perdáis- pero aunque vayas con garrota te piden el ID.
3. La gente no se lo cree. Cuando decimos que from Spain, primero se quedan en shock en plan...pero...¿por qué? Y luego, vienen preguntas del tipo ¿eso está en México? o ¿en España se habla portugués, no? -miles de gotas...- y mi preferida: ¡ah, si, España!! ¡Yo tengo un amigo turco! Pero vamos, que estamos impulsando la economía tulsiana a tope, sobre todo el del taxi está que llora de la emoción. Sí, cogemos taxi porque aquí somos carless y eso implica ser un apartado de la civilización.
4. La gente es AMABILÍSIMA. Pero estas experiencias...para mañana
Sean buenos y felices!