viernes, 20 de mayo de 2011

Estado de la cuestión: Democracia real.

Tengo una licenciatura, posgrado, en ello estoy con el doctorado, soy monitora y coordinadora y de todo ello tengo experiencia, no sobrada, pero experiencia. Las expectativas laborales desde el pasado mes de septiembre de 2010 han consistido en una clase de teatro de una hora, a la que tardo 45 minutos en llegar y por la que recibo 6 euros, una colaboración en la universidad por la que recibo 3.40 por cada hora y una estancia en un espacio de 3 m2 recibiendo niños de toda clase y condición mientras papá y mamá llenaban el carro en el Alcampo. Desde el pasado mes de Septiembre, sólo he tenido 3 domingos libres al mes. Y lo peor, lo fatal de todo
esto es que el día 31 de este mes acabo contrato y se acabó. Clarita, vuelve a casa, a seguir sangrando a tus padres después de haberte pagado la carrera y estar pagando estudios y manutención de tus tres hermanos porque ni te cogen el curriculum de lo tuyo, ni de lo inferior a lo tuyo porque tienes demasiada formación. Esto no es "un año malo", no es un "ya saldrá algo", no es un "todos empezamos así". Esto es un no tener fin, un agonía en la que lo que te consume es la injusticia, la incomprensión y la profunda rabia dirigida a todos los que están haciendo que la gente joven que vamos más allá del "Mujeres, hombres y viceversa", que nos formamos y que no se nos caen los anillos en trabajar en lo que sea estemos en un estado de desesperación que nos esté agriando los que todos califican como "los mejores años de tu vida".

Por todo ello, recibí con grandísima alegría la convocatoria de la manifestación, una convocatoria a la que llegué a través de Juventud sin fu
turo y en la que me reafirmé cuando me leí todo lo relativo a Democracia Real ya (busquen en Google, que no muerde y es gratis). Y allí me planté, sola. Y allí me llené de optimismo, de esperanza y con un subidón de autoestima: porque somos muchos los que estamos igual, muchos los jóvenes -y no tan jóvenes- que compartíamos la misma idea: que la democracia como gobierno del pueblo era una falacia absoluta y exigíamos un cambio. Para mí, lo mejor de la manifestación fue una niña de cinco años a hombros de su madre, que mira extrañada alrededor y dice...
- Mamá, pero ¿por qué nos roban?


Luego, el movimiento de las acampadas de Sol. Yo he estado un par de tardes y pienso volver a ir esta tarde, pero ayer, en mi clase d
e teatro social estuvimos pensando esto conjuntamente y tengo tres reflexiones:

1. La democracia real no puede ser YA. Esto es un TRAMPA, que hará que dentro de seis meses, los que ahora levantan la ceja sospechosos, bien porque ya han vivido muchas de estas y saben que luego no pasa nada o porque no acaban de ver lo universal de estas manifestaciones, se regocijen diciendo...¿ah,pero esto no era ya? y nosotros agachemos la cabeza. Claro que queremos democracia real, pero necesitamos un tiempo, vamos a darnos ese tiempo. Todos hemos comprobado que el sistema es corrupto y este es el primer paso: la crítica, la indignación. Ahora a por el segundo: pensemos, ¿qué significa d
emocracia real? Si no nos hacemos esta pregunta, y lo que es más importante, llegamos a un consenso en la respuesta, sólo tendremos un pueblo fragmentado en el que vuelven a ganar los de siempre. Y esa respuesta, como digo, necesita su tiempo, necesita una cosmovisión sobre la realidad, necesita concreción en unas ideas y en el modo de consecución de esas ideas y necesita que cada uno de nosotros dejemos de mirarnos el ombligo. Sol es el primer paso, ¡pero preparemos el segundo!

2. El sistema crea adeptos al sistema desde la educación. Queridos escribientes del manifiesto, no olviden la educación. Es la clave del cambio.

3.Esto es una revuelta, no una revolución. Una revoluc
ión es lo de Egipto y Túnez, que no se ha creado en dos días por redes sociales sino por muchos años de movimientos clandestinos, que es contra una dictadura, que ha arrastrado muchos presos políticos y muchos muertos, y que se mantiene por una idea. No tengamos la desvergüenza de compararnos con ellos, al menos de momento. La revolución es lo que tiene que empezar ahora, por supuesto, pacíficamente, que para eso nuestros padres y abuelos conquistaron y penaron lo suyo.

Moisés Mato, mi profesor de teatro (www.teatroycompromiso.com) es el absoluto inspirador de muchas de mis ideas y sobre todo, es una persona que ya ha vivido muchos primeros pasos y que, por medio de su escuela de teatro, está ofreciendo vías para el segundo. Gracias a él, soy una persona más crítica, más comprometida y más fo
rmada, así que sólo os puedo invitar a que lo conozcáis y os animéis a hacer algo con él, ahora que hay cursos de verano. No podía acabar mi reflexión sin ser sincera sobre el hecho de que las ideas de uno son fruto del diálogo con los demás (así que también César, Paloma, J.Rubén, Fermín, Alfredo, Juan...con los que comento esto) y a tod
os aquellos que viven esto con miedo, desde la distancia, que se creen que son cuatro perroflautas antisistema con cerveza por las venas, que todos los que vamos allí no tenemos otra cosa mejor que hacer, por favor, dejen de creer en sus prejuicios y en los medios de comunicación social que son empresas con intereses políticos y económicos y acérquense, ayuden a las SOLuciones, porque esto es un problema de todos.

¡La única lucha que se pierde es la que se abandona!