domingo, 30 de agosto de 2009

Otro Gran Día



Tenía que actualizar. Y además he quitado el bendito rosa. Esto va, va. Es que mañana, mire usté, es el día del blog. 31/8: Día del blog. Tomayá.
Brindemos por los blogs con un calimocho a vista de pájaro. El calimocho me gusta poco tirando a nada, pero la foto me mola mil.



Hace poco se murió un chaval de mi pueblo. 18 años, leucemia. Como todo chaval de 18 años, tenía su presencia en la red con el famoso Tuenti. Se crean un par de eventos para quedar en la plaza del pueblo a guardar minutos de silencio, se suben fotos del chiquito en la que se etiqueta a la gente para que escriba sus mensajes y sus amigos se ponen un primer plano de chico como foto de sus propios perfiles.

Cuando han pasado este tipo de desgracias en un pueblo como el mío (grande, pero con espiritu de pueblo-pueblo, en el que nos controlamos todos) nunca se olvidan, incluso pasan a denominarse así a la gente allegada: "si, la hermana de x, el que se mató" o "los amigos del chaval ese que se ahorcó". Aunque para ser sinceros, tampoco hay que ser tan extremistas, porque san benitos como "la que se quedó embarazada con 15" siguen vigentes tiempo después. Semos de pueblo, quiá!

Pero ahora además tenemos como modo de expresar las cosas además de la plaza, el bar o el mercao, los tuentis, feisbuks, fotologs, metroflogs, etc. que tenemos/tienen todos, les hagamos caso o no. Y los blogs se me antojan algo parecido: las mismas tontunas, las mismas coñas, las mismas reflexiones, los mismos problemas (adecuése al tono de cada blog) que les cuentas a tus amigos con una caña ahora te creas la necesidad de expresarlo de una manera mínimamente coherente y colgarlo. Ala. De la mano de Dios. ¿Para qué?

Contésteme señores. Para celebrar el Día del Blog y tal.

Y para finalizar, un dato gore. Se han creído que cuando uno se muere sus historias virtuales se quedan ahí. Pues no. Puede darse el caso de que los padres del difunto hayan adivinado la contraseña y se metan en el tuenti, para contestar a los comentarios dando las gracias, colgar poemas en el tablón y demás. Y claro, saber que el chaval ha pasado a mejor vida y ver en su tuenti: "Última visita hace 5 horas" es curioso cuanto menos.

Sean buenos y felices.

martes, 4 de agosto de 2009

Busco trabajo

Chica, mujer más bien a sus 22 años, aunque aparente más: las apuestas van desde los 23 a los 34 que me ha colocado algún desalmado. Licenciatura en filosofía, afinidad con Sócrates y Pascal, siendo campos de interés la ética y moral, política y estética. Realmente lo que más me importa respecto a mi carrera es hacerle ver a cualquiera que hacer filosofía es más cotidiano de lo que parece y que sin duda debería serlo más. Creo que mi vocación, por mi devoción a la infancia, sea la enseñanza, pero me gustaría explorar otros ámbitos. La dicha devoción a la infancia no es absoluta: mis preferidos son los niños de unos 10-11 años, con los que se puede razonar pero no han perdido la inocencia. Llevo 9 años con éste de monitora de campamento y es uno de mis momentos preferidos del año. Por cierto, me voy mañana.


Considero que el mayor problema del mundo actual es no dejar a las cosas ser lo que son y no ser responsables y consecuentes con los actos de cada uno. No dejamos a los niños ser niños, a los michelines ser michelines, a las mujeres ser mujeres. Rápidamente acogen los chavales conductas que no son propias de su edad, con el sexo por ejemplo, la grasa sobrante tiene un estigma social que mueve millones y ahoga autoestimas, las mujeres tienen que ser superwoman y se autoinflingen misiones imposibles. Y así millones de ejemplos. Y cuando en nuestra carrera contra el tiempo, por la perfección mal entendida, por el “éxito”, por el placer nos equivocamos, la responsabilidad se diluye y nos dedicamos a poner parches con la absurda creencia de que eso no deja un poso en nuestra biografía y nuestra alma. Y en vez de ser sinceros con nosotros mismos, leemos a Paulo Coelho o similar. Porque el universo conspira para cumplir nuestros sueños. Ja.

Odio el feminismo, la política de pandereta, la contradicción, que me tomen el pelo cobrándome por algo más de lo que cuesta y las alcachofas. Me gusta cocinar, y ya domino varias recetas, pero el arroz por lo visto no es lo mío. Aunque podría vivir perfectamente comiendo solo dulce y más concretamente, chocolate Nestlé. Me gusta viajar, ver Friends una y otra vez, y tengo una extraña obsesión con el pelo, tanto el propio como el ajeno: es en lo primero que me fijo.

Me encanta hablar durante horas, sobre todo bebiendo cerveza. No me va el vino y tomo copas muy de cuando en cuando, ron con limón. De las drogas sólo he fumado porros y sobretodo cuando salgo me puedes ver fumando, pero cada vez menos y en ocasiones en las que me lo pide el cuerpo. Respecto a cocaínas, ketaminas, cristales y demás, les tengo tanto pánico que me niego a probarlo siquiera. En mí si funcionaron las charlitas del cole, y más que eso, el haber visto los efectos que tienen en quien las consumen. Yo soy feliz con mi caña fresquita y mi buena compañía.



Me gusta el olor del cuero, el de la gasolina y el de los pettit suisse, pero no soporto el de la colonia de coco ni vainilla. Me gusta mandar y discutir, pero no en un sentido conflictivo, sino para ganar. Me gusta darlo todo y salir victoriosa, aunque eso a veces me haga perderme hacia el orgullo. Más de una vez de pequeña, al darme cuenta de que me estaban haciendo trampas he acabado debajo de la mesa jurando que odiaba a todos mis compañeros de juego. Esto ha tenido dos consecuencias. La primera, la negativa de entrada a jugar a cualquier tipo de juego individual, de ordenador o consola por ejemplo, ya que desarrollo una ludopatía de la que luego me resulta difícil desprenderme. La segunda, que cada vez que se me plantee un juego tenga que repetirme como un mantra todavía a mis años, que lo importante es divertirse, participar, lo cual no quita que monte en cólera cada vez que pillo a alguien haciéndome trampas.

Soy fiel defensora y protectora con lo mío. Tengo la suerte de ser correspondida con una serie de fieles amistades que cultivo con todo el cariño y atención que puedo. Para conocer a gente nueva todo depende del día. Hay días o situaciones en las que soy rabiosamente tímida y veces que no me importa echarle arrojo y hablar con quien sea de lo que sea. Así he iniciado amistades hoy en día muy importantes para mí. Eso sí, no soporto a la gente que se autodefine como “yo es que estoy muy loca” o la que olvida las reglas básicas del respeto y la educación.
Mi principal arma para todo ello es el humor, la ironía más bien y disfruto ante todo de la compañía de gente que me hace reír.
De mis padres he aprendido la seriedad y la honradez en el trabajo. De mi padre, a ser digno con lo que uno hace no perdiendo nunca la compostura y a dejarse el alma y las cervicales por su gente. Mi padre en mi casa es el que cocina, el que plancha, limpia, arregla las plantas, lleva la economía y hace todo lo que se tenga que hacer además de llevar su negocio. Y además, es divertidísimo. Mi madre es el ejemplo de la integridad moral, de seguir siempre unos principios e inculcárnoslos, de hacernos ver lo importante que es formarse y el amor a la lectura. Ninguno de los dos me han pasado ni una y cuando me he merecido un zapatillazo en el culo me lo han dado sin miramientos. He tenido una infancia absolutamente feliz y divertida en una casa pequeña pero siempre llena de gente. Mis 3 hermanos son las personas más importantes en mi vida y mantenemos una excelente relación. Soy sin embargo, independiente y algo desprendida, pero hasta el momento no me ha supuesto nada malo.


Y ahora, un pensamiento en mi mente: busco trabajo. Sean buenos y felices.